Problemas que se pueden ocasionar durante el embarazo
¿Cuáles son los problemas más frecuentes durante el embarazo?
La fisiología, metabolismo y anatomía de una mujer
pasan por muchos cambios mientras está embarazada. Su cuerpo ya no solo se
preocupa por él mismo, sino por otro ser vivo que debe desarrollarse
perfectamente para que sea viable.
Por ello, no es en absoluto extraño que aparezcan
problemas, pues muchos de ellos son simplemente la respuesta natural del cuerpo
de la mujer ante el desarrollo del embrión. De todos modos, algunos de ellos sí que pueden ser más serios y requerir de
atención médica, por lo que es importante saber en qué consisten
para así reconocerlos de la forma más precoz posible.
1. Sangrado
Por sangrado vaginal entendemos cualquier flujo de
sangre de la vagina (más abundante que unas simples
manchas de sangre) que ocurre durante el embarazo, desde el inicio hasta el
final. El sangrado vaginal a principios del embarazo no tiene por qué ser
indicador de algo malo; pero a finales del embarazo, suele ser síntoma de algo
grave.
1.1. En el inicio
del embarazo
El sangrado vaginal durante el primer trimestre del
embarazo es muy común y suele estar causado simplemente por cambios hormonales,
infecciones leves, tener relaciones sexuales u otros factores que no ponen en
peligro la vida ni de la madre ni del feto.
De todos modos, como en algunos casos puede ser
indicador de un aborto o de un embarazo ectópico, se recomienda consultar con
el médico. Lo más probable es que diga que no hay de qué preocuparse. Pero ante
la duda, mejor solicitar atención médica.
1.2. Al final del
embarazo
El sangrado vaginal durante la última etapa del
embarazo no es normal y suele estar vinculado a complicaciones de la placenta,
infecciones del cuello del útero, a un aborto o a un parto prematuro.
Además, las mujeres que sufren sangrado vaginal al
final del embarazo tienen más probabilidades de sufrir hemorragias excesivas.
Por ello, si en el último trimestre de embarazo aparece un inusual sangrado
vaginal, hay que informar inmediatamente al médico.
2. Vértigos y
mareos
Los episodios de vértigos y mareos son muy comunes
durante el embarazo, especialmente durante las primeras semanas de
gestación. Son totalmente normales, pues es una respuesta normal del cuerpo
ante los cambios hormonales, potenciados por el cansancio, la debilidad,
la fatiga y la hipotensión (presión sanguínea baja) que incita el organismo.
En ningún caso son síntoma de que algo malo sucede
con el feto ni con el cuerpo de la mujer. La única prevención es evitar lugares
llenos de gente, no llevar zapatos de tacón alto y no estar en sitios elevados.
El único tratamiento realmente eficaz, pese a que
se puede ayudar a combatir la fatiga tomando ácido fólico, es tumbarse en la
cama y esperar que los vértigos y mareos desaparezcan.
3. Polihidramnios
El líquido amniótico es un medio que rodea al feto
dentro del útero y que está dentro del saco amniótico, ayudando al feto a
moverse y a tener un desarrollo óseo adecuado, a que los pulmones se formen
como es debido, a proteger al feto de las lesiones ya que amortigua los golpes,
a mantener una temperatura constante…
Por lo tanto, el líquido amniótico debe encontrarse
en perfecto estado y en la cantidad adecuada, pues de lo contrario pueden
surgir problemas.
El polihidramnios es una afección que se desarrolla
cuando hay una cantidad excesiva de este líquido. Esta acumulación de líquido amniótico lleva a una presión excesiva
alrededor del feto, algo que normalmente no acarrea problemas graves.
Solo en aquellos casos en los que la presión es muy
elevada puede llevar a un aborto o a dificultades respiratorias para la madre,
pues se presiona en exceso el diafragma. Por ello, es importante realizar las
revisiones periódicas y buscar atención médica si se nota que el abdomen se
hincha más de lo normal.
4. Oligoamnios
El oligoamnios es una afección que se desarrolla
cuando no hay suficiente líquido amniótico dentro del saco amniótico. De nuevo, normalmente no ocasiona problemas graves. Solo en los casos
en los que la cantidad es muy pequeña es posible que el bebé vaya a tener retrasos
en el crecimiento, defectos de nacimiento e incluso casos de mortinatos.
5. Abortos
espontáneos
Desafortunadamente, los abortos
espontáneos son frecuentes y son debidos a problemas genéticos en el feto o a
otras complicaciones durante el embarazo. De hecho, cerca del
20 % de los embarazos no son culminados y terminan en aborto.
Suelen ocurrir antes de las 12 semanas, aunque es
posible que sucedan hasta la semana 20 de gestación. En algunos casos, el
médico puede prevenir un aborto en caso de que observe que la mujer tiene el
cuello de útero demasiado débil, en cuyo caso lo suturará. De todos modos, la
mayoría de abortos no pueden prevenirse.
6. Desprendimiento
de placenta
La placenta debe separarse del útero en el momento
del parto. Sin embargo, a veces puede hacerlo de forma
prematura cuando aún se está desarrollando el feto, lo que supone menor
cantidad de oxígeno y nutrientes para el feto y sangrado para la madre. Muchos
de estos casos terminan con un parto prematuro.
Es más común en mujeres fumadoras, con
hipertensión, con antecedentes de desprendimiento de placenta en embarazos
anteriores o si el embarazo es múltiple.
7. Placenta fuera
de lugar
Normalmente la placenta se encuentra en la parte
superior del útero. Sin embargo, en ocasiones puede localizarse
cerca del cuello del útero, es decir, en la parte inferior. Esto
suele ocurrir en 1 de cada 200 embarazos, especialmente en mujeres que hayan
sido sometidas a cirugías en el útero.
Además de los sangrados, de necesitar reposo en
cama y de que es posible que el bebé deba nacer por cesárea, no suele implicar
problemas graves ni para el feto ni para la madre.
8. Preeclampsia
La preeclampsia es un trastorno que afecta
alrededor del 7 % de las embarazadas y que consiste en una elevada presión
sanguínea, algo que no debe suceder durante el embarazo, pues el
cuerpo tiende a inducir una hipotensión.
Suele ocurrir en embarazos primerizos,
especialmente si la mujer ya tiene hipertensión, diabetes, enfermedades
renales, es adolescente o mayor de 40 años.
Esta hipertensión viene acompañada de los
siguientes síntomas: dolor de cabeza, hinchazón de manos y cara, dolor
abdominal, presencia de proteínas en la orina, visión borrosa… Pese a que no
suele ser grave, en algunos casos (casi anecdóticos) puede derivar en lo que se
conoce como eclampsia, la forma más grave de hipertensión en el que la madre
puede sufrir convulsiones, entrar en coma e incluso morir.
Por ello, es importante recibir atención médica si
se notan los primeros síntomas. El médico recetará medicamentos para bajar la
presión sanguínea e incluso recomendará la internación en hospital, aunque el
reposo en cama suele ser suficiente.
9. Embarazo
ectópico
El embarazo ectópico es aquel en el que el feto se
desarrolla fuera del útero, haciéndolo en las trompas de Falopio, en el canal
del cuello uterino o en la cavidad pélvica o abdominal. Esta mala localización del feto ocurre en 1 de cada 50 embarazos,
especialmente en el caso de mujeres que hayan sufrido infecciones de las
trompas de Falopio.
Pese a que no es lo común, un embarazo ectópico
puede poner en peligro la vida de la madre. Por ello, un médico valorará las
posibles consecuencias y optará por la medicación o incluso por una extracción quirúrgica
del feto en caso de que observe riesgo para la mujer.
10. Diabetes
gestacional
La gestacional es aquella diabetes que sufre una
mujer durante el embarazo. Es posible que, por los cambios
metabólicos, los niveles de azúcar en sangre aumenten, pues las hormonas que
produce la placenta pueden llegar a inhibir la producción de insulina, por lo
que el cuerpo no podrá regular bien el nivel de azúcar.
De todos modos, no suele ser un trastorno grave y
los valores de glucosa vuelven a la normalidad después del parto.
Además, puede prevenirse consumiendo alimentos
saludables durante el parto y realizando algo de ejercicio físico en la medida
de lo posible. En caso de que el médico lo considere oportuno, pueden tomarse
medicamentos como tratamiento.
Citar:La fisiología, metabolismo y anatomía de una
mujer pasan por muchos cambios mientras está embarazada. Su cuerpo ya no solo
se preocupa por él mismo, sino por otro ser vivo que debe desarrollarse
perfectamente para que sea viable.
Por ello, no es en absoluto extraño que aparezcan
problemas, pues muchos de ellos son simplemente la respuesta natural del cuerpo
de la mujer ante el desarrollo del embrión. De todos modos, algunos de ellos sí que pueden ser más serios y requerir de
atención médica, por lo que es importante saber en qué consisten
para así reconocerlos de la forma más precoz posible.
1. Sangrado
Por sangrado vaginal entendemos cualquier flujo de
sangre de la vagina (más abundante que unas simples
manchas de sangre) que ocurre durante el embarazo, desde el inicio hasta el
final. El sangrado vaginal a principios del embarazo no tiene por qué ser
indicador de algo malo; pero a finales del embarazo, suele ser síntoma de algo
grave.
1.1. En el inicio
del embarazo
El sangrado vaginal durante el primer trimestre del
embarazo es muy común y suele estar causado simplemente por cambios hormonales,
infecciones leves, tener relaciones sexuales u otros factores que no ponen en
peligro la vida ni de la madre ni del feto.
De todos modos, como en algunos casos puede ser
indicador de un aborto o de un embarazo ectópico, se recomienda consultar con
el médico. Lo más probable es que diga que no hay de qué preocuparse. Pero ante
la duda, mejor solicitar atención médica.
1.2. Al final del
embarazo
El sangrado vaginal durante la última etapa del
embarazo no es normal y suele estar vinculado a complicaciones de la placenta,
infecciones del cuello del útero, a un aborto o a un parto prematuro.
Además, las mujeres que sufren sangrado vaginal al
final del embarazo tienen más probabilidades de sufrir hemorragias excesivas.
Por ello, si en el último trimestre de embarazo aparece un inusual sangrado
vaginal, hay que informar inmediatamente al médico.
2. Vértigos y
mareos
Los episodios de vértigos y mareos son muy comunes
durante el embarazo, especialmente durante las primeras semanas de
gestación. Son totalmente normales, pues es una respuesta normal del cuerpo
ante los cambios hormonales, potenciados por el cansancio, la
debilidad, la fatiga y la hipotensión (presión sanguínea baja) que incita el
organismo.
En ningún caso son síntoma de que algo malo sucede
con el feto ni con el cuerpo de la mujer. La única prevención es evitar lugares
llenos de gente, no llevar zapatos de tacón alto y no estar en sitios elevados.
El único tratamiento realmente eficaz, pese a que
se puede ayudar a combatir la fatiga tomando ácido fólico, es tumbarse en la
cama y esperar que los vértigos y mareos desaparezcan.
3. Polihidramnios
El líquido amniótico es un medio que rodea al feto
dentro del útero y que está dentro del saco amniótico, ayudando al feto a
moverse y a tener un desarrollo óseo adecuado, a que los pulmones se formen
como es debido, a proteger al feto de las lesiones ya que amortigua los golpes,
a mantener una temperatura constante…
Por lo tanto, el líquido amniótico debe encontrarse
en perfecto estado y en la cantidad adecuada, pues de lo contrario pueden
surgir problemas.
El polihidramnios es una afección que se desarrolla
cuando hay una cantidad excesiva de este líquido. Esta acumulación de líquido amniótico lleva a una presión excesiva
alrededor del feto, algo que normalmente no acarrea problemas graves.
Solo en aquellos casos en los que la presión es muy
elevada puede llevar a un aborto o a dificultades respiratorias para la madre,
pues se presiona en exceso el diafragma. Por ello, es importante realizar las
revisiones periódicas y buscar atención médica si se nota que el abdomen se
hincha más de lo normal.
4. Oligoamnios
El oligoamnios es una afección que se desarrolla
cuando no hay suficiente líquido amniótico dentro del saco amniótico. De nuevo, normalmente no ocasiona problemas graves. Solo en los casos
en los que la cantidad es muy pequeña es posible que el bebé vaya a tener
retrasos en el crecimiento, defectos de nacimiento e incluso casos de
mortinatos.
5. Abortos
espontáneos
Desafortunadamente, los abortos
espontáneos son frecuentes y son debidos a problemas genéticos en el feto o a
otras complicaciones durante el embarazo. De hecho, cerca del
20 % de los embarazos no son culminados y terminan en aborto.
Suelen ocurrir antes de las 12 semanas, aunque es
posible que sucedan hasta la semana 20 de gestación. En algunos casos, el
médico puede prevenir un aborto en caso de que observe que la mujer tiene el
cuello de útero demasiado débil, en cuyo caso lo suturará. De todos modos, la
mayoría de abortos no pueden prevenirse.
6. Desprendimiento
de placenta
La placenta debe separarse del útero en el momento
del parto. Sin embargo, a veces puede hacerlo de forma
prematura cuando aún se está desarrollando el feto, lo que supone menor
cantidad de oxígeno y nutrientes para el feto y sangrado para la madre. Muchos
de estos casos terminan con un parto prematuro.
Es más común en mujeres fumadoras, con
hipertensión, con antecedentes de desprendimiento de placenta en embarazos
anteriores o si el embarazo es múltiple.
7. Placenta fuera
de lugar
Normalmente la placenta se encuentra en la parte
superior del útero. Sin embargo, en ocasiones puede localizarse
cerca del cuello del útero, es decir, en la parte inferior. Esto
suele ocurrir en 1 de cada 200 embarazos, especialmente en mujeres que hayan
sido sometidas a cirugías en el útero.
Además de los sangrados, de necesitar reposo en
cama y de que es posible que el bebé deba nacer por cesárea, no suele implicar
problemas graves ni para el feto ni para la madre.
8. Preeclampsia
La preeclampsia es un trastorno que afecta
alrededor del 7 % de las embarazadas y que consiste en una elevada presión
sanguínea, algo que no debe suceder durante el embarazo, pues el
cuerpo tiende a inducir una hipotensión.
Suele ocurrir en embarazos primerizos,
especialmente si la mujer ya tiene hipertensión, diabetes, enfermedades
renales, es adolescente o mayor de 40 años.
Esta hipertensión viene acompañada de los
siguientes síntomas: dolor de cabeza, hinchazón de manos y cara, dolor
abdominal, presencia de proteínas en la orina, visión borrosa… Pese a que no
suele ser grave, en algunos casos (casi anecdóticos) puede derivar en lo que se
conoce como eclampsia, la forma más grave de hipertensión en el que la madre
puede sufrir convulsiones, entrar en coma e incluso morir.
Por ello, es importante recibir atención médica si
se notan los primeros síntomas. El médico recetará medicamentos para bajar la
presión sanguínea e incluso recomendará la internación en hospital, aunque el
reposo en cama suele ser suficiente.
9. Embarazo
ectópico
El embarazo ectópico es aquel en el que el feto se
desarrolla fuera del útero, haciéndolo en las trompas de Falopio, en el canal
del cuello uterino o en la cavidad pélvica o abdominal. Esta mala localización del feto ocurre en 1 de cada 50 embarazos,
especialmente en el caso de mujeres que hayan sufrido infecciones de las
trompas de Falopio.
Pese a que no es lo común, un embarazo ectópico
puede poner en peligro la vida de la madre. Por ello, un médico valorará las
posibles consecuencias y optará por la medicación o incluso por una extracción
quirúrgica del feto en caso de que observe riesgo para la mujer.
10. Diabetes
gestacional
La gestacional es aquella diabetes que sufre una
mujer durante el embarazo. Es posible que, por los cambios
metabólicos, los niveles de azúcar en sangre aumenten, pues las hormonas que
produce la placenta pueden llegar a inhibir la producción de insulina, por lo
que el cuerpo no podrá regular bien el nivel de azúcar.
De todos modos, no suele ser un trastorno grave y
los valores de glucosa vuelven a la normalidad después del parto.
Además, puede prevenirse consumiendo alimentos
saludables durante el parto y realizando algo de ejercicio físico en la medida
de lo posible. En caso de que el médico lo considere oportuno, pueden tomarse
medicamentos como tratamiento.
Citar: La fisiología, metabolismo y anatomía de una
mujer pasan por muchos cambios mientras está embarazada. Su cuerpo ya no solo
se preocupa por él mismo, sino por otro ser vivo que debe desarrollarse
perfectamente para que sea viable.
Por ello, no es en absoluto extraño que aparezcan
problemas, pues muchos de ellos son simplemente la respuesta natural del cuerpo
de la mujer ante el desarrollo del embrión. De todos modos, algunos de ellos sí que pueden ser más serios y requerir de
atención médica, por lo que es importante saber en qué consisten
para así reconocerlos de la forma más precoz posible.
1. Sangrado
Por sangrado vaginal entendemos cualquier flujo de
sangre de la vagina (más abundante que unas simples
manchas de sangre) que ocurre durante el embarazo, desde el inicio hasta el
final. El sangrado vaginal a principios del embarazo no tiene por qué ser
indicador de algo malo; pero a finales del embarazo, suele ser síntoma de algo
grave.
1.1. En el inicio
del embarazo
El sangrado vaginal durante el primer trimestre del
embarazo es muy común y suele estar causado simplemente por cambios hormonales,
infecciones leves, tener relaciones sexuales u otros factores que no ponen en
peligro la vida ni de la madre ni del feto.
De todos modos, como en algunos casos puede ser
indicador de un aborto o de un embarazo ectópico, se recomienda consultar con
el médico. Lo más probable es que diga que no hay de qué preocuparse. Pero ante
la duda, mejor solicitar atención médica.
1.2. Al final del
embarazo
El sangrado vaginal durante la última etapa del
embarazo no es normal y suele estar vinculado a complicaciones de la placenta,
infecciones del cuello del útero, a un aborto o a un parto prematuro.
Además, las mujeres que sufren sangrado vaginal al
final del embarazo tienen más probabilidades de sufrir hemorragias excesivas.
Por ello, si en el último trimestre de embarazo aparece un inusual sangrado
vaginal, hay que informar inmediatamente al médico.
2. Vértigos y
mareos
Los episodios de vértigos y mareos son muy comunes
durante el embarazo, especialmente durante las primeras semanas de
gestación. Son totalmente normales, pues es una respuesta normal del cuerpo
ante los cambios hormonales, potenciados por el cansancio, la
debilidad, la fatiga y la hipotensión (presión sanguínea baja) que incita el
organismo.
En ningún caso son síntoma de que algo malo sucede
con el feto ni con el cuerpo de la mujer. La única prevención es evitar lugares
llenos de gente, no llevar zapatos de tacón alto y no estar en sitios elevados.
El único tratamiento realmente eficaz, pese a que
se puede ayudar a combatir la fatiga tomando ácido fólico, es tumbarse en la
cama y esperar que los vértigos y mareos desaparezcan.
3. Polihidramnios
El líquido amniótico es un medio que rodea al feto
dentro del útero y que está dentro del saco amniótico, ayudando al feto a
moverse y a tener un desarrollo óseo adecuado, a que los pulmones se formen
como es debido, a proteger al feto de las lesiones ya que amortigua los golpes,
a mantener una temperatura constante…
Por lo tanto, el líquido amniótico debe encontrarse
en perfecto estado y en la cantidad adecuada, pues de lo contrario pueden
surgir problemas.
El polihidramnios es una afección que se desarrolla
cuando hay una cantidad excesiva de este líquido. Esta acumulación de líquido amniótico lleva a una presión excesiva
alrededor del feto, algo que normalmente no acarrea problemas graves.
Solo en aquellos casos en los que la presión es muy
elevada puede llevar a un aborto o a dificultades respiratorias para la madre,
pues se presiona en exceso el diafragma. Por ello, es importante realizar las
revisiones periódicas y buscar atención médica si se nota que el abdomen se
hincha más de lo normal.
4. Oligoamnios
El oligoamnios es una afección que se desarrolla
cuando no hay suficiente líquido amniótico dentro del saco amniótico. De nuevo, normalmente no ocasiona problemas graves. Solo en los casos
en los que la cantidad es muy pequeña es posible que el bebé vaya a tener
retrasos en el crecimiento, defectos de nacimiento e incluso casos de
mortinatos.
5. Abortos
espontáneos
Desafortunadamente, los abortos
espontáneos son frecuentes y son debidos a problemas genéticos en el feto o a
otras complicaciones durante el embarazo. De hecho, cerca del
20 % de los embarazos no son culminados y terminan en aborto.
Suelen ocurrir antes de las 12 semanas, aunque es
posible que sucedan hasta la semana 20 de gestación. En algunos casos, el
médico puede prevenir un aborto en caso de que observe que la mujer tiene el
cuello de útero demasiado débil, en cuyo caso lo suturará. De todos modos, la
mayoría de abortos no pueden prevenirse.
6. Desprendimiento
de placenta
La placenta debe separarse del útero en el momento
del parto. Sin embargo, a veces puede hacerlo de forma
prematura cuando aún se está desarrollando el feto, lo que supone menor
cantidad de oxígeno y nutrientes para el feto y sangrado para la madre. Muchos
de estos casos terminan con un parto prematuro.
Es más común en mujeres fumadoras, con
hipertensión, con antecedentes de desprendimiento de placenta en embarazos
anteriores o si el embarazo es múltiple.
7. Placenta fuera
de lugar
Normalmente la placenta se encuentra en la parte
superior del útero. Sin embargo, en ocasiones puede localizarse
cerca del cuello del útero, es decir, en la parte inferior. Esto
suele ocurrir en 1 de cada 200 embarazos, especialmente en mujeres que hayan
sido sometidas a cirugías en el útero.
Además de los sangrados, de necesitar reposo en
cama y de que es posible que el bebé deba nacer por cesárea, no suele implicar
problemas graves ni para el feto ni para la madre.
8. Preeclampsia
La preeclampsia es un trastorno que afecta
alrededor del 7 % de las embarazadas y que consiste en una elevada presión
sanguínea, algo que no debe suceder durante el embarazo, pues el
cuerpo tiende a inducir una hipotensión.
Suele ocurrir en embarazos primerizos,
especialmente si la mujer ya tiene hipertensión, diabetes, enfermedades
renales, es adolescente o mayor de 40 años.
Esta hipertensión viene acompañada de los
siguientes síntomas: dolor de cabeza, hinchazón de manos y cara, dolor
abdominal, presencia de proteínas en la orina, visión borrosa… Pese a que no
suele ser grave, en algunos casos (casi anecdóticos) puede derivar en lo que se
conoce como eclampsia, la forma más grave de hipertensión en el que la madre
puede sufrir convulsiones, entrar en coma e incluso morir.
Por ello, es importante recibir atención médica si
se notan los primeros síntomas. El médico recetará medicamentos para bajar la
presión sanguínea e incluso recomendará la internación en hospital, aunque el
reposo en cama suele ser suficiente.
9. Embarazo
ectópico
El embarazo ectópico es aquel en el que el feto se
desarrolla fuera del útero, haciéndolo en las trompas de Falopio, en el canal
del cuello uterino o en la cavidad pélvica o abdominal. Esta mala localización del feto ocurre en 1 de cada 50 embarazos,
especialmente en el caso de mujeres que hayan sufrido infecciones de las
trompas de Falopio.
Pese a que no es lo común, un embarazo ectópico
puede poner en peligro la vida de la madre. Por ello, un médico valorará las
posibles consecuencias y optará por la medicación o incluso por una extracción
quirúrgica del feto en caso de que observe riesgo para la mujer.
10. Diabetes
gestacional
La gestacional es aquella diabetes que sufre una
mujer durante el embarazo. Es posible que, por los cambios
metabólicos, los niveles de azúcar en sangre aumenten, pues las hormonas que
produce la placenta pueden llegar a inhibir la producción de insulina, por lo
que el cuerpo no podrá regular bien el nivel de azúcar.
De todos modos, no suele ser un trastorno grave y
los valores de glucosa vuelven a la normalidad después del parto.
Además, puede prevenirse consumiendo alimentos
saludables durante el parto y realizando algo de ejercicio físico en la medida
de lo posible. En caso de que el médico lo considere oportuno, pueden tomarse
medicamentos como tratamiento.La fisiología, metabolismo y anatomía de una
mujer pasan por muchos cambios mientras está embarazada. Su cuerpo ya no solo
se preocupa por él mismo, sino por otro ser vivo que debe desarrollarse
perfectamente para que sea viable.
Por ello, no es en absoluto extraño que aparezcan
problemas, pues muchos de ellos son simplemente la respuesta natural del cuerpo
de la mujer ante el desarrollo del embrión. De todos modos, algunos de ellos sí que pueden ser más serios y requerir de
atención médica, por lo que es importante saber en qué consisten
para así reconocerlos de la forma más precoz posible.
1. Sangrado
Por sangrado vaginal entendemos cualquier flujo de
sangre de la vagina (más abundante que unas simples
manchas de sangre) que ocurre durante el embarazo, desde el inicio hasta el
final. El sangrado vaginal a principios del embarazo no tiene por qué ser
indicador de algo malo; pero a finales del embarazo, suele ser síntoma de algo
grave.
1.1. En el inicio
del embarazo
El sangrado vaginal durante el primer trimestre del
embarazo es muy común y suele estar causado simplemente por cambios hormonales,
infecciones leves, tener relaciones sexuales u otros factores que no ponen en
peligro la vida ni de la madre ni del feto.
De todos modos, como en algunos casos puede ser
indicador de un aborto o de un embarazo ectópico, se recomienda consultar con
el médico. Lo más probable es que diga que no hay de qué preocuparse. Pero ante
la duda, mejor solicitar atención médica.
1.2. Al final del
embarazo
El sangrado vaginal durante la última etapa del
embarazo no es normal y suele estar vinculado a complicaciones de la placenta,
infecciones del cuello del útero, a un aborto o a un parto prematuro.
Además, las mujeres que sufren sangrado vaginal al
final del embarazo tienen más probabilidades de sufrir hemorragias excesivas.
Por ello, si en el último trimestre de embarazo aparece un inusual sangrado
vaginal, hay que informar inmediatamente al médico.
2. Vértigos y
mareos
Los episodios de vértigos y mareos son muy comunes
durante el embarazo, especialmente durante las primeras semanas de
gestación. Son totalmente normales, pues es una respuesta normal del cuerpo
ante los cambios hormonales, potenciados por el cansancio, la
debilidad, la fatiga y la hipotensión (presión sanguínea baja) que incita el
organismo.
En ningún caso son síntoma de que algo malo sucede
con el feto ni con el cuerpo de la mujer. La única prevención es evitar lugares
llenos de gente, no llevar zapatos de tacón alto y no estar en sitios elevados.
El único tratamiento realmente eficaz, pese a que
se puede ayudar a combatir la fatiga tomando ácido fólico, es tumbarse en la
cama y esperar que los vértigos y mareos desaparezcan.
3. Polihidramnios
El líquido amniótico es un medio que rodea al feto
dentro del útero y que está dentro del saco amniótico, ayudando al feto a
moverse y a tener un desarrollo óseo adecuado, a que los pulmones se formen
como es debido, a proteger al feto de las lesiones ya que amortigua los golpes,
a mantener una temperatura constante…
Por lo tanto, el líquido amniótico debe encontrarse
en perfecto estado y en la cantidad adecuada, pues de lo contrario pueden
surgir problemas.
El polihidramnios es una afección que se desarrolla
cuando hay una cantidad excesiva de este líquido. Esta acumulación de líquido amniótico lleva a una presión excesiva
alrededor del feto, algo que normalmente no acarrea problemas graves.
Solo en aquellos casos en los que la presión es muy
elevada puede llevar a un aborto o a dificultades respiratorias para la madre,
pues se presiona en exceso el diafragma. Por ello, es importante realizar las
revisiones periódicas y buscar atención médica si se nota que el abdomen se
hincha más de lo normal.
4. Oligoamnios
El oligoamnios es una afección que se desarrolla
cuando no hay suficiente líquido amniótico dentro del saco amniótico. De nuevo, normalmente no ocasiona problemas graves. Solo en los casos
en los que la cantidad es muy pequeña es posible que el bebé vaya a tener
retrasos en el crecimiento, defectos de nacimiento e incluso casos de
mortinatos.
5. Abortos
espontáneos
Desafortunadamente, los abortos
espontáneos son frecuentes y son debidos a problemas genéticos en el feto o a
otras complicaciones durante el embarazo. De hecho, cerca del
20 % de los embarazos no son culminados y terminan en aborto.
Suelen ocurrir antes de las 12 semanas, aunque es
posible que sucedan hasta la semana 20 de gestación. En algunos casos, el
médico puede prevenir un aborto en caso de que observe que la mujer tiene el
cuello de útero demasiado débil, en cuyo caso lo suturará. De todos modos, la
mayoría de abortos no pueden prevenirse.
6. Desprendimiento
de placenta
La placenta debe separarse del útero en el momento
del parto. Sin embargo, a veces puede hacerlo de forma
prematura cuando aún se está desarrollando el feto, lo que supone menor
cantidad de oxígeno y nutrientes para el feto y sangrado para la madre. Muchos
de estos casos terminan con un parto prematuro.
Es más común en mujeres fumadoras, con
hipertensión, con antecedentes de desprendimiento de placenta en embarazos
anteriores o si el embarazo es múltiple.
7. Placenta fuera
de lugar
Normalmente la placenta se encuentra en la parte
superior del útero. Sin embargo, en ocasiones puede localizarse
cerca del cuello del útero, es decir, en la parte inferior. Esto
suele ocurrir en 1 de cada 200 embarazos, especialmente en mujeres que hayan
sido sometidas a cirugías en el útero.
Además de los sangrados, de necesitar reposo en
cama y de que es posible que el bebé deba nacer por cesárea, no suele implicar
problemas graves ni para el feto ni para la madre.
8. Preeclampsia
La preeclampsia es un trastorno que afecta
alrededor del 7 % de las embarazadas y que consiste en una elevada presión
sanguínea, algo que no debe suceder durante el embarazo, pues el
cuerpo tiende a inducir una hipotensión.
Suele ocurrir en embarazos primerizos,
especialmente si la mujer ya tiene hipertensión, diabetes, enfermedades
renales, es adolescente o mayor de 40 años.
Esta hipertensión viene acompañada de los
siguientes síntomas: dolor de cabeza, hinchazón de manos y cara, dolor
abdominal, presencia de proteínas en la orina, visión borrosa… Pese a que no
suele ser grave, en algunos casos (casi anecdóticos) puede derivar en lo que se
conoce como eclampsia, la forma más grave de hipertensión en el que la madre
puede sufrir convulsiones, entrar en coma e incluso morir.
Por ello, es importante recibir atención médica si
se notan los primeros síntomas. El médico recetará medicamentos para bajar la
presión sanguínea e incluso recomendará la internación en hospital, aunque el
reposo en cama suele ser suficiente.
9. Embarazo
ectópico
El embarazo ectópico es aquel en el que el feto se
desarrolla fuera del útero, haciéndolo en las trompas de Falopio, en el canal
del cuello uterino o en la cavidad pélvica o abdominal. Esta mala localización del feto ocurre en 1 de cada 50 embarazos,
especialmente en el caso de mujeres que hayan sufrido infecciones de las
trompas de Falopio.
Pese a que no es lo común, un embarazo ectópico
puede poner en peligro la vida de la madre. Por ello, un médico valorará las
posibles consecuencias y optará por la medicación o incluso por una extracción
quirúrgica del feto en caso de que observe riesgo para la mujer.
10. Diabetes
gestacional
La gestacional es aquella diabetes que sufre una
mujer durante el embarazo. Es posible que, por los cambios
metabólicos, los niveles de azúcar en sangre aumenten, pues las hormonas que
produce la placenta pueden llegar a inhibir la producción de insulina, por lo
que el cuerpo no podrá regular bien el nivel de azúcar.
De todos modos, no suele ser un trastorno grave y
los valores de glucosa vuelven a la normalidad después del parto.
Además, puede prevenirse consumiendo alimentos
saludables durante el parto y realizando algo de ejercicio físico en la medida
de lo posible. En caso de que el médico lo considere oportuno, pueden tomarse
medicamentos como tratamiento.
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